EL DRAMA DE LOS ARRIAGADA GONZÁLEZ DE HUALPÉN: “NI EL MINISTRO DE SALUD SABE LA PENA QUE NOS AFECTA COMO FAMILIA
El 16 de marzo, Katherine González, vecina de Hualpén, Técnica en Enfermería y funcionaria del Hospital Traumatológico de Concepción, madre de un niño de 10 años y de una bebé de 1 año, 9 meses, tuvo contacto directo con un contagiado por COVID-19.
Desde ese momento, y hasta la fecha, ni 10 test realizados a toda su familia han podido confirmar la presencia del virus en sus cuerpos. Calificados como “Familia Asintomática” por la Seremi de Salud y aún apareciendo en el registro de contagiados, exigen respuestas concretas y anuncian acciones legales contra quienes resulten responsables del sinnúmero de equivocaciones que hoy los tienen en la total incertidumbre. Hugo Arriagada, el padre de familia, conversó con nosotros y nos reveló detalles de su situación.
Tanto la madre como la hija menor, aún presentan fuertes síntomas.
(Hualpén, 20 de abril de 2020) Rabia y angustia son los principales sentimientos que gobiernan la vida de Hugo Arriagada, por estos días. Y es que junto a su familia, se encuentran confinados en su departamento en la comuna de Hualpén, sin tener la certeza de si son o no contagiados por COVID-19.r
Todo comenzó el 16 de marzo, cuando su esposa, Katherine González, una mujer sana, funcionaria del Hospital Traumatológico de Concepción, tuvo contacto directo con un paciente contagiado días antes por el Coronavirus.
Al día siguiente, los primeros síntomas comenzaron a aparecer: dificultad para respirar, ahogos, tos seca y un poco de fiebre, razón por la cual, se dirigieron hasta la Urgencia del Cesfam La Floresta, lugar en el que tras la constatación de los síntomas se activó el protocolo y se dispuso su cuarentena preventiva ante la sospecha de contagio.
El día 23 de marzo, sin indicios de que los síntomas disminuyeran o desaparecieran, la familia tomó una decisión: provistos de todas las medidas sanitarias de autocuidado, se desplazaron hasta el Hospital Regional Guillermo Grant Benavente para exigir la realización del test que descartara o confirmara la presencia del virus en sus cuerpos. Pese a que se activaron los protocolos, tras 5 largas horas de espera, los profesionales determinaron que no calificaban para la realización del examen. Eso sí, les recomendaron que por precaución, permanecieran en aislamiento social al interior de su hogar y les recetaron, para el control de sus síntomas, tabletas de Paracetamol. “Nos negaron el examen, aún siendo mi señora funcionaria de la salud y mi hija menor enferma crónica, pues padece de asma”, nos cuenta, Arriagada.
ERRORES EN LA TOMA DE EXÁMENES
Como los síntomas no disminuían, el 27 de marzo, Hugo Arriagada concurre junto a su esposa a la Clínica Universitaria Concepción, para realizarse de manera particular el examen de detección del COVID-19. Los días de espera fueron angustiantes; pero para sorpresa del matrimonio, cuando los resultados llegaron el día 1 de abril, estos arrojaban negativo para Coronavirus.
Con la seguridad de que una institución formalizada y validada rechazaba ante el mundo la posibilidad de portar el virus en su sangre, Katherine González, se reincorporó a sus funciones en el Hospital Traumatológico el día 5 de abril, para realizar un turno que se extendió hasta el día siguiente.
Lamentablemente para ella y para los suyos, la tranquilidad duró poco: esa misma tarde de 6 de abril, tras regresar de su trabajo, la mujer recibe un llamado telefónico desde el Ministerio de Salud en el que le informaban que su examen por COVID-19 era positivo, y que por un error de digitación provocado en la clínica donde se suministró el test, el resultado informado dos días atrás era erróneo.
De ahí en más, los errores se sucedieron: el 7 de abril, por insistencia del padre de familia, quien, según sus palabras, ´exigió´ la medida, el examen fue realizado nuevamente por la clínica a los 4 miembros del núcleo familiar. Al recibir el resultado, el mundo se les vino abajo: en esta oportunidad, el matrimonio marcaba negativo, pero eran sus dos hijos, de 10 y 1 año, 9 meses, los que aparecían como contagiados por el COVID-19. El desconcierto no daba lugar a lo que estaban viviendo como familia.
En ese escenario, considerando la situación confusa en la que comenzaron a habitar, dos días más tarde, se acercaron -nuevamente con todos los resguardos- hasta el Hospital Higueras de Talcahuano, para someterse a una tercera ronda de exámenes que pudieran clarificar la situación de salud real de sus 4 miembros. Sin embargo, esta nueva oportunidad de certezas se convertía una vez más en confusión: el padre y la madre arrojaron negativo, el hijo mayor de 10 años también marcaba negativo, pero la condición de la menor asmática de 1 año, 9 meses, que en el examen anterior arrojaba positivo, ahora, figuraba como indeterminada.
En esa situación, con la incertidumbre como protagonista de sus vidas y con la calificación de familia asintomática por parte de las autoridades , Hugo y Katherine no solo comenzaron a acumular rabia sino que a la vez un profundo desprecio por los sistemas público y privado de salud chilenos, los que en situación de pandemia mundial, en medio de un Estado de Emergencia, con cuarentena comunal en curso y cifras alarmantes de contagio progresivo, no lograron garantizarles, como la constitución establece, su respectivo derecho a la protección de la salud.
El miércoles 15 de abril, personal del Hospital Higueras concurrió a la vivienda de la familia para repetir las pruebas. Según, Hugo Arriagada, con una muy mala actitud de servicio público y en un corto y sospechoso lapsus de tiempo, las muestras fueron tomadas. Dos días más tarde, en una nueva entrega de resultados los cuatro miembros de la familia arrojaron resultado negativo.
Según los registros, los Arriagada González siguen siendo positivos. Después de 10 exámenes que supuestamente corroborarían una situación, la incertidumbre sigue siendo la misma. Con una cuarentena que se extenderá para ellos hasta el 21 de abril, estos 4 hualpeninos, aún experimentando síntomas, esperan una respuesta por parte de la autoridad sanitaria, la que hasta la fecha, no se ha registrado.
Por los síntomas de su mujer y desde el confinamiento de su hogar, Hugo cree que su familia sí padece el virus, y pese a su desanimo no cesa en extender los esfuerzos para lograr que su voz sea escuchada por quienes deben asumir la responsabilidad de descifrar el estado definitivo de su condición. En un intento desesperado por conseguir convicciones, anuncia acciones legales contra quienes resulten responsables por las diversas negligencias que hoy los tienen, a él y su familia, en la completa perplejidad. “Ni el Ministro de Salud sabe la pena que nos afecta como familia”, expresa, Arriagada, desde una cuarentena desbastadora, aún sin luces de claridad.
LA RESPUESTA DEL MUNICIPIO
Luego de ver una entrevista de la alcaldesa Katherine Torres Machuca por televisión, y de enterarse a través de esta que la comunicación entre los municipios y el gobierno ha sido limitada y confusa, Hugo Arriagada se contactó con la edil para darle a conocer su complicada situación familiar.
Al tanto de todos los antecedentes, la primera autoridad comunal derivó el caso a la Dirección Jurídica del municipio, poniendo a disposición de la familia toda la asesoría legal posible para encausar el conflicto. De la misma manera, la Dideco municipal se puso en contacto con ellos, para entregarles ayuda y asesoría en todo lo que les sea útil. Además, el Cesfam La Floresta comprometió todos sus esfuerzos en realizarles la entrega de medicamentos de manera domiciliaria, lo más rápido posible.“Agradecemos a la alcaldesa que desde que supo de nuestro caso se ha mantenido al tanto de todo, ofreciéndonos su apoyo”, señaló, Arriagada, sin perder las esperanzas de una pronta solución.